¿Quién se queda con la casa o la hipoteca en el divorcio en TX?

Cuando una pareja es propietaria de una vivienda y el matrimonio acaba en divorcio, hay que tomar decisiones importantes sobre qué hacer con la vivienda. Uno de los cónyuges puede querer quedarse en la casa, pero ¿quién paga la hipoteca? Hay varios factores que entran en juego a la hora de determinar qué pasa con la vivienda, entre ellos la calificación crediticia, el patrimonio de la vivienda y cómo se financió y se tituló la vivienda o la propiedad.

¿Cómo se dividen los bienes gananciales?

Texas es un estado de bienes gananciales, lo que significa que cualquier propiedad que las parejas adquieran durante el matrimonio se dividirá de una manera que el tribunal considere "justa y equitativa".

El capítulo 3 del Código de Familia indica que los bienes de Texas suelen dividirse a partes iguales. Los bienes gananciales, sin embargo, incluyen los bienes inmuebles que no se pueden dividir, lo que significa que ambos cónyuges deben decidir el valor del hogar conyugal y la propiedad con el fin de determinar cómo se dividirá el patrimonio y la deuda.

Aunque los cónyuges pueden decidir vender el domicilio conyugal, también pueden llegar a un acuerdo para que uno de ellos lo conserve.

• Los cónyuges pueden decidir que uno de ellos permanezca en el domicilio conyugal y sea responsable de la hipoteca u otras deudas. 
• Los cónyuges pueden acordar que uno de ellos permanezca en la vivienda con la condición de que el otro cónyuge reciba la mitad del patrimonio neto.
• Uno de los cónyuges que se queda en la casa puede dar al otro bienes que compensen el valor de la casa para que la división de bienes sea equitativa.

La hipoteca en el divorcio: Venta de la vivienda conyugal

Casi cualquier juez del estado de Texas estará de acuerdo en que la venta de la vivienda conyugal y la división de los ingresos es una de las maneras más fáciles de tratar con los bienes gananciales. Si quedan pagos de hipoteca, es posible acordar cuánto pagarán los cónyuges. Si uno de los cónyuges permanece en el domicilio conyugal y acepta hacerse cargo de los pagos de la hipoteca, este problema queda resuelto.

Sin embargo, a muchas personas que han vivido en la casa familiar durante años y han formado una familia en ella les resulta difícil venderla y marcharse. Han creado recuerdos en la casa y dejarla no les parece una opción. En esta situación, hay que tener en cuenta algunas consideraciones importantes para proteger a ambos cónyuges.

La propiedad de la vivienda en Texas

Cuando una sentencia de divorcio adjudica la vivienda o propiedad conyugal a uno de los cónyuges y éste deja de pagar la hipoteca, el otro cónyuge pasa a ser responsable, incluso cuando el juez ordenó al cónyuge que vivía en la propiedad que pagara la hipoteca.

En otras palabras, una persona puede perder la propiedad y la posesión de un bien en virtud de una sentencia de divorcio y seguir siendo responsable del pago de la hipoteca. Peor aún, la compañía hipotecaria no está limitada por la decisión de un juez de familia de que uno de los cónyuges sea el único responsable del pago de la hipoteca.

Consideración de la culpa en el divorcio:

Texas es un estado que permite divorcios "por culpa" y "sin culpa". Si el divorcio se concede por una falta, como adulterio o crueldad, esto puede afectar a la división de la propiedad, incluyendo potencialmente la casa.

Cuando uno de los cónyuges permanece en el domicilio conyugal

Es de vital importancia que las parejas que se divorcian y uno de los cónyuges desea permanecer en la casa conyugal consideren varias cosas, incluyendo potencialmente una Escritura de Fideicomiso para Asegurar la Asunción y/o una Escritura de Garantía Especial.

Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es si uno de los cónyuges puede optar a una refinanciación hipotecaria en función de sus propios ingresos, sin los ingresos del otro cónyuge. El cónyuge que quiere vivir en la casa debe averiguar si puede precalificar para la refinanciación de la hipoteca poniéndose en contacto con un prestamista. Si todo sale bien y uno de los cónyuges puede permanecer en la casa conyugal y asumir los pagos de la hipoteca, es sencillo. Dicho esto, hay protecciones que ambos cónyuges querrán en esta situación. Entre ellas se incluyen:

• Escritura de garantía especial. Una escritura de garantía especial protege al cónyuge que permanece en el domicilio conyugal para que el cónyuge no residente no pueda reclamar la propiedad tras el divorcio. Esta escritura transfiere el interés de un cónyuge en la propiedad conyugal al cónyuge que permanece en la propiedad; también hace posible que ese cónyuge obtenga una refinanciación hipotecaria.
• Escritura de fideicomiso para asegurar la asunción. Una Escritura de Fideicomiso para Asegurar la Asunción asegura que el cónyuge que no permanecerá en la propiedad marital no será responsable de hacer los pagos de la hipoteca si el otro cónyuge no hace los pagos. El cónyuge que permanezca en la propiedad firmará este documento en el que se establece que asume los futuros pagos de la hipoteca, liberando al otro cónyuge de cualquier responsabilidad futura.

Cuestiones jurídicas relacionadas con el domicilio conyugal

En Texas, no es inusual que el tribunal adjudique el domicilio conyugal al cónyuge que tenga la custodia principal de los hijos. No se trata de una norma rígida, pero es habitual. El juez puede determinar que permanecer en el domicilio conyugal redunda en el interés superior del menor o menores implicados.

Entonces, ¿qué ocurre con la hipoteca en el divorcio cuando no hay hijos de por medio? El tribunal puede analizar los ingresos de cada cónyuge para determinar quién puede hacer frente a los pagos de la hipoteca cuando uno de los cónyuges desea permanecer en la casa. Esto puede ser catastrófico cuando el cónyuge al que se adjudica la casa no consigue refinanciar la hipoteca. En caso de que uno de los cónyuges se quede con la casa conyugal pero le resulte imposible pagar la hipoteca con un solo ingreso, ambos cónyuges pueden enfrentarse a la ejecución hipotecaria de la propiedad. Para evitar este posible escenario, el tribunal puede ordenar que la propiedad conyugal sea refinanciada en un plazo determinado por el cónyuge al que se le concedió la vivienda en la sentencia final de divorcio. De lo contrario, la casa será vendida.

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